jueves, 31 de mayo de 2012

SANTORINI - EUROPA


SANTORINI: LA "PERLA NEGRA" DEL 

EGEO



Santorini es la más extraordinaria de las islas cicladas en el mar Egeo. Desde la distancia, las paredes volcánicas de esta isla nos aparecen rojizas, coronadas por villas blancas que asemejan montañas cubiertas de nieve. Sus formas rocosas emergen del mar creando un escenario mágico. El viaje a Santorini es como una jornada mística. Es destino, y punto de partida a la vez.

Santorini lo combina todo: naturaleza, historia, cultura. Un estilo pintoresco y único en su arquitectura, y un ambiente cosmopolita que colma las expectativas de sus visitantes. No se extrañe si en su camino encuentra personalidades como Angeline Jolie, Catherine Zeta Jones, o Georgio Armani.


Cada villa en Santorini revela una nueva historia. A la sombra de un enorme pino en la plaza dePyrgos, nos dejamos llevar por la inspiradora belleza clásica de la mujer griega. Afrodita se nos antoja cercana, presente. Revivimos en sus calles milenarios mitos salpicados de amor y pasión.

Santorini no es un lugar para aburrirse. Se comparte con lugareños y viajeros, gente linda contagiada por el espíritu único que rebosa en este lugar. Conciertos de música clásica, antologías en vivo del rock, exposiciones de arte y joyas, lo mejor de la paradigmática y célebre cocina mediterránea, basada en los productos más genuinos de la tierra helénica, y enriquecida por los ingredientes únicos de esta región.

Fira es la villa capital de la isla. A lo largo de “Gold street”, su calle principal, es indispensable perderse entre sus innumerables senderos estrechos tapizados de piedra. Aquí y allá es posible siempre observar el curioso paisaje de la caldera del volcán en cuyos bordes “cuelgan” como balcones, las casas blancas escalonadas de piedra, retocadas por cúpulas de un azul profundo. Toda la villa ofrece espacios en primera fila para disfrutar la belleza de sus tesoros escondidos en cada rincón. Siempre hay un lugar para sentarse y dejarse embrujar por el más famoso atardecer en el mediterráneo, mientras se disfruta de una deliciosa copa de vino de la casa.
Las tiendas de Santorini ofrecen de todo. Desde tradicionales souvenirs, a joyerías con deslumbrantes piezas de arte fabricadas por sus talentosos artesanos, locales de moda con lo último en todas las tendencias, para todos los gustos, y para todos los presupuestos.

En la tarde es posible recorrer sus bares y tabernas, y departir deliciosos momentos estrechando lazos alrededor de la mesa y creando un ambiente de jovialidad muy peculiar.


Senderos de historia
Una caminata nos lleva muy temprano al día siguiente a la villa de Oia, por senderos estrechos que serpentean el borde del volcán. La niebla que cubre su cúspide desde el amanecer, se resuelve poco a poco en un cielo de un intenso color azul.

El sendero nos lleva a la villa de Firostefani. Aquí se encuentra el monasterio ortodoxo de San Nicolás, construido en 1651. La ruta continúa hacia Imerovigli, pequeña villa ubicada en el pico más alto de la caldera. Se hace necesario detenerse para admirar la impresionante vista: los colores creados por la actividad volcánica en el borde del anillo y las fachadas bañadas de blanco y ocre de sus casas.
Nos desviamos del camino principal por un sendero estrecho, no muy bien mantenido, principalmente de escalinatas de piedra. Es un poco resbaloso por lo que se hace necesario extremar las precauciones.

A lo largo del camino, se encuentra una gran variedad de capillas pintorescas, como el singular monasterio del profeta Elías con su natural fuente termal. De regreso a la senda principal visitamos el Panagia Episkopi, el más importante monumento bizantino de la isla, donde nos es posible admirar imponentes frescos y todo tipo de objetos de la civilización bizantina. Se nos explica entonces el origen de la tradición milenaria de artistas joyeros de la isla.

Toda la parte central de esta isla se hundió en el mar durante la tremenda explosión volcánica hace 3.500 años. La erupción causó un tsunami que arrasó con la civilización Minoica asentada en la isla de Creta unos 100 kilómetros hacia el sur. Santorini era, en aquel entonces, su más importante centro comercial. Algunos académicos aseguran que la isla hace parte del legendario continente perdido de la Atlántida, supuestamente sumergido durante el desastre. Una ciudad, sumergida por la erupción volcánica alrededor de 1500 ac., fue descubierta en 1967. Los arqueólogos aseguran que puede ser la Atlántida.

Lo que queda hoy de Santorini, es una isla en forma de luna creciente encerrando una vasta bahía, la más grande caldera sobre la tierra (11 x 24km. Aprox). En su centro, las islas de Thrirassia, Nea Kamerini, Palaia Mamen, Aspronisi y Cristiana ofrecen espectaculares lugares para el buceo, baños en aguas termales, y degustación de pescados y mariscos frescos preparados a la usanza milenaria de siglos de hedonismo gastronómico.

Desde el borde de los riscos rocosos se observa cómo el mar llenó el cráter del volcán. El contraste entre estos dos componentes de Santorini es dramático y extraordinario. La vegetación, -aparte de sus viñedos- es prácticamente inexistente, produciendo esa extraña fascinación muy propia de este lugar. Apropiadamente, a esta isla se le llama la Perla negra del Egeo.

El nombre oficial de la isla es Thera, pero los visitantes se refieren a ella por el nombre dado en honor de su patrona Santa Irene de Thessaloniki quien murió aquí durante su exilio en el 304 dc.

No se puede afirmar que se conoce Santorini, si no se observa la caldera desde el mar. Una nueva senda nos lleva zigzagueando hasta una de las mas hermosas líneas costeras de Grecia. Los colores del mar, mezclados con los colores del entorno, producen una combinación extraordinaria, que inevitablemente nos invita a sumergirnos en sus aguas transparentes.

El trayecto entre Imerovigli y Oia, es un tramo de caminata que no debe perderse. Se encontrará con el monasterio Dominicano y la casa de artistas invitados de la Residencia Católica Diocesana. Se reconoce por su inconfundible combinación de rosado y azul. La ruta ofrece un oportuno kiosco donde es posible reabastecerse de agua y desayunar con un exquisito cordero, quesos de cabra, y el tradicional té griego.

La caminata en descenso hacia la villa de Oia, es toda una experiencia, con sus pequeñas capillas, la vista espectacular, y la agradable y única sensación que sólo experimenta un caminante.

Fueron solo cuatro días en los que las muchas posibilidades y experiencias que ofrece este lugar nunca se agotaron. Sólo o en compañía, este lugar supera todas las expectativas y llena todos los sentidos.

Sólo queda rendir un merecido homenaje al dios Tritón, hijo de Neptuno y Afrodita, quien, de acuerdo a la mitología e inspirado por la belleza de una hermosa mujer griega de rubios cabellos rizados, cocinó entre lavas ardientes de pasión, esta isla enclavada en la cuna de nuestra civilización.

Volveré. Seguro que volveré.


Por: Enrique Alvarado Noguera.

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